Situada en la plaza de Benedicto XVI se encuentra este magnífico de templo. Sus arquitectos fueron Dolores Victoria Ruiz Garrido y Juan José Ruiz Martín. El arquitecto técnico del proyecto fue José Manuel Lobo Rull. Se construye sobre una superficie de 1888,88m2 y es todo un experimento geométrico para conseguir unos espacios interiores que se van a diferenciar por la luz. Esta construcción contó como colaboradores a las empresas como Cosentino proporcionando un mobiliario litúrgico de Silestone. La piedra natural es de la empresa Tino. El promotor fue el Obispado de Almería. Las empresas constructoras fueron Agroman y Ferrovial. Fue inaugurada por don Adolfo González Montes obispo de Almería el 21 de dciembre de 2008.
Este templo surge de la necesidad de dotar de un digno espacio religioso al Puerto de Roquetas de Mar, cuya población ha crecido de forma exponencial en los últimos años. Hasta la fecha la parroquia de Santa y San Joaquín estaba situada en uno salones que se empezaron a utilizar en 1973.
El templo en su nave central tiene una capacidad para 700 personas sentadas y una cabida total de 1300 personas, además cuenta con diversos salones para catequesis, salas de reuniones y una vivienda para el párroco.
Su planta se conforma a partir de un muro contiguo que se pliega sobre sí mismo para configurar la nave central que alberga la sacristía y el despacho parroquial.
La iglesia tiene dos plantas, la planta de acceso a nivel de tierra donde se encuentra la asamblea para actos litúrgicos, la sacristía, el despacho parroquial y la vivienda para el sacerdote. En el sótano se encuentran los salones parroquiales que se accede desde el exterior a través de una rampa.
La forma de la nave es radial con epicentro el altar formando una nave de salón.
Un lucernario recorre transversalmente la nave a modo de gran grieta que atraviesa toda la cubierta y que finaliza en el altar como una llamada a buscar a Dios, invitando a buscar la transcendencia desde el exterior. Este lucernario juega con diferentes volúmenes a modos de prismas que se interseccionan, creando una sensación de flotar a consecuencia de la luz como si buscaran lo sagrado. El techo simboliza el mar de Roquetas agitado por el viento. Los muros exteriores aunque robustos, contienen una multitud de hendiduras horizontales que aparte de otorgar más luz al interior, producen un efecto estético y óptico asombroso.
El templo cuenta con tres capillas dispuestas entre los dos accesos a la nave y en la fachada principal y forman un cuerpo pétreo arropado por el muro exterior, proporcionando de unos espacios para el recogimiento y la intimidad. Las campanas y la cruz se sitúan en una enorme espadaña con forma triangular que se sitúa en el vértice exterior izquierdo de la fachada principal.
Un templo que hace un alegato a la luz de nuestro clima y que como no podía ser menos el blanco es el color predominante con muros blancos y algunos recubiertos por piedra blanca. Un templo alegre que invita a la desnudez del alma, a la comunicación con la transcendencia divina y a un estado espiritual de las personas. Las puertas del templo tienen una altura de nueve metros. Materiales en la solería como el mármol Blanco Macael ponen la guinda a este homenaje a Dios a través de la Luz.