Los arquitectos de esta preciosa capilla al aire libre fueron Fernando Cassinello Pérez y Jesús Martínez Durbán. Se puede considerar una obra minimalista que consigue un gran resultado, con pocos medios técnicos y materiales como son el hormigón, acero, ladrillo enfoscado y poco más. Los bancos son de hormigón y hacen un semicírculo respecto al presbiterio. Éste se encuentra elevado sobre los bancos siete peldaños.
La cubierta del presbiterio es una losa de hormigón que se apoya en un lateral en una pared de fábrica de ladrillo que ocupa todo el ancho del presbiterio con una oquedad a modo de ventana en su vértice superior donde está la campana. La primera y última letra del alfabeto griego: alpha y omega (principio y fin) de gran tamaño están inscritas sobre esta pared. En el lado opuesto la cubierta descansa sobre un muro de hormigón en el que se ha vaciado una cruz. Y en su parte trasera la cubierta descansa sobre una pareja de tres pilares metálicos con una losa de hormigón vertical como muro frontal.
Sobre esta losa de hormigón se han colocado un bello Vía Crucis de Antonio Hernández Carpe, cuya procedencia era la iglesia de la Virgen del Mar de Las Marinas, que es la parroquia a la que pertenece la capilla de Nuestra Señora de los Vientos. De hormigón también es el atrio y el altar. Una lámina de agua se sitúa a un nivel intermedio entre la base y el presbiterio.
Aunque inicialmente la capilla fue proyectada sin imagen de la Virgen María, posteriormente se incorporó una dulce imagen mariana en granito que se sitúa en el vértice derecho del presbiterio al nivel de la lámina de agua pero en una gran jardinera que ocupa todo el frontal del presbiterio.
Una obra sencilla donde se conjuga perfectamente la armonía de la naturaleza con un espacio sagrado.